Un pueblo blanco entre el mar y la montaña

De Ronda hacia Motril paramos en Vélez de Benaudalla, un pueblo que pertenece a la provincia de Granada, en la comunidad autónoma de Andalucía, con una superficie de 79 km².

Poco tiempo, simplemente pudimos dar una vuelta por el pueblo, situado en la margen izquierda del río Guadalfeo, frente a los Guájares y al pie de la Sierra de Lújar. Hay muchas rutas que realizar por su entorno natural, por el valle del río de la Toba, accidente natural que separa las Sierras del Chaparral y los Guájares, nos aconsejaron visitar la Garganta de los Vados, en el desfiladero del río Guadalfeo. Allí en sus escarpadas paredes, es el lugar ideal para los que practican la escalada en roca. Es un pueblo como decía al principio entre la montaña y el mar y es que en apenas 10 minutos en coche accedes a las playas de esta Costa Tropical.

Leo que este municipio aparece citado en fuentes árabes en época muy temprana con motivo de la revuelta maladí del siglo IX y la que se conoce como la Batalla de Vélez. En esta época formaba parte de una amplia área territorial que integraba Salobreña y su distrito, dentro de un subconjunto en el que con Vélez se encontraban las alquerías del cercano Valle del río de la Toba. Precisamente en una de esas alquerías, hoy conocida como cortijo de Bernadilla, han aparecido restos de enterramientos de este período.

En 1494 fue concedido en señorío junto con la alquería de Guájar Fondón a don Juan de Ulloa, hijo del alcalde de Almuñécar, Rodrigo de Ulloa, y fue repoblada tras la expulsión de los moriscos en el XVI.

En nuestro paseo nos deleitamos con las calles estrechas y blancas del barrio árabe, el casco viejo. Allí arriba está el Castillo de los Ulloa, realmente es un Torreón, estaba cerrado, pero la vista desde el Mirador de Rabiblanco es todo un espectáculo. Está situado sobre un rocoso promontorio que domina todo el casco urbano. Es una torre de siete irregulares lados que están apoyados en taludes muy pronunciados.

Con la expulsión de los moriscos primero y luego con la invasión francesa, parece ser que este baluarte quedó casi destruido. Por iniciativa municipal en 1991 fue reformado y en la actualidad alberga el Centro de Interpretación del Patrimonio de Vélez de Benaudalla. El interior que no pudimos visitar, se distribuye en dos plantas, de alzada y terraza superior con varias salas alargadas, cubiertas de bóveda de cañón. Parece ser que fué construido por los Ulloa, señores de la villa. Está declarado Bien de interés cultural desde 1994.

Frente al Ayuntamiento, en la Plaza de la Constitución encontramos la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario. Fue declarada monumento histórico artístico en 1982. Desde el siglo XVI existió una iglesia mudéjar con armadura de tirantes que fue derruida en 1636 a causa de un incendio. No fué hasta el siglo XVIII, proyectada por Ventura Rodríguez en 1777 y terminada en 1786, como una interesantísima iglesia neoclásica, de las primeras que se trazaron en el antiguo reino de Granada.

Destaca como novedad en esta iglesia la colocación de la torre en el centro de la fachada. El exterior es muy sencillo, compuesto de formas simples, muros sin armazón, eso sí, una mampostería sólida que aisla muy bien el interior del exterior. Sobre la puerta se observa un escudo que nos indica su pertenencia al Real Patronato y una ventana semicircular. Se remata la fachada con un reloj, alzándose encima de la torre.

En el lateral de la Iglesia hay una fuente, el Chorro de San Antonio de la cual emanan tres chorros. Cuentan que la tradición es que las mozuelas que deseen encontrar novio beban del chorro del medio.

El agua es muy importante en Velez de Benaudalla. El nacimiento de agua con que cuenta el municipio fue la causa del asentamiento romano inicial del que se tiene conocimiento. El manantial del nacimiento está localizado en la zona intermedia de la población donde la confluencia de diversos caminos forman un paseo, embellecido por el Ayuntamiento. El punto central es el pozo o estanque principal donde también desembocan las aguas del manantial de Fuente Nueva por medio de una pintoresca cascada que permite cierto movimiento de las aguas formalizando un bello conjunto. De este nacimiento, el agua se canaliza mediante una acequia que va discurriendo por toda la Vega de Vélez de Benaudalla hasta el Jardín Nazarí, regando las zonas de cultivo que se disponen a modo de terrazas sobre la cuenca del río Guadalfeo.

El agua es utilizada en primer lugar como fuente de vida, como elemento para las necesidades básicas. Con esta finalidad se ubican a lo largo del trazado de la acequia los lavaderos y las fuentes. No hay que olvidarnos de la función ritual, sobre todo en las sociedades islámicas en las que las abluciones son obligatorias antes del rezo. Después canalizada el agua en la acequia riega las parcelas y se emplea como fuente de energía haciendo funcionar ingenios hidráulicos como los molinos.

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