En el momento de escribir este post, me encuentro inmerso en el desarrollo de mi primer Fotolibro, un proyecto impulsado por la asociación Picafoto (dentro de l´Associació d´Amics de Cristòfor Aguado) a la cual pertenezco y que tiene como objetivo que cada uno de los compañeros que pertenecemos a ella editemos el nuestro.
Mi Fotolibro aún no tiene título oficial, si bien el protagonista del mismo es el árbol. También quiero puntualizar que este proyecto cuenta con la participación de mi amigo Francisco Ponce, escritor y pintor valenciano. Con su literatura y mis fotografías, ambos en una complicidad armónica, esperamos hacer disfrutar al lector-espectador.
Para este Fotolibro estoy escogiendo cuidadosamente aquellas fotografías que he realizado y como he mencionado, en las que el árbol trasmite su poderosa presencia. Y hablando de árboles… no puede faltar el viejo Olmo de Picassent: el árbol símbolo de mi pueblo.
Es fácil encontrar en el pueblo numerosos guiños a él: Ràdio l’Om, Societat Musical l’Om de Picassent, l’IES l’Om, Av. del Olmo,… e incluso frases célebres de antaño como “No vull perdre de vista l’om” (“No quiero perder de vista el olmo”) cuando alguien se marchaba del pueblo o “Quines ganes tinc de tornar a veure l’om” (“Qué ganas tengo de volver a ver el olmo”) cuando volvían.
Pero el viejo Olmo de Picassent nos dejó un miércoles 4 de octubre de 1978, derrumbándose alrededor de las ocho de la tarde. Eran otros tiempos y ‘la grafiosis del olmo le pasó factura’.
Estaba ubicado a la misma entrada del pueblo de Picassent, a escasos metros pasando el puente a mano derecha. Era el ser más viviente más corpulento y más viejo de todo el término. Un verdadero patriarca de los vegetales ya que su edad se contaba por siglos. Estaba tan arraigado al pueblo que se podía afirmar que Picassent era la villa del olmo… como Madrid lo puede ser al oso y el madroño.
Mi pueblo se quedó huérfano de su presencia y poco tiempo después se procedía a la plantación de un nuevo olmo para complacer el clamor popular del vecindario.
Ya tenemos un nuevo olmo que sustituye a aquel que durante varios siglos fue el vigía constante y símbolo de esta villa, siendo la admiración de los propios hijos de Picassent y cuantos visitaban la villa. ¿Pero dónde están los restos de aquel viejo Olmo de Picassent? ¿Qué fue de él?
Preguntas que tienen su respuesta aunque no nos gusten, por lo menos a mí. La calidad de vida de un pueblo se mide bajo el cómputo de diversos factores. Uno de ellos es la cantidad de árboles que tiene y cómo se encuentran cuidados.
Parece ser que una de las grandes insignias del pueblo como es el viejo Olmo de Picassent, tras su larga vida en él, su memoria no ha sido respetada como se merecería. Yo lo incluyo en mi Fotolibro como homenaje, como imagen fundamental y animo a quienes correspondan, a rescatar su hoy maltrecha figura, lo que queda de él. A buscarle un lugar digno para alguien que sobrevivió a una guerra, que vio venir e irse a miles de vecinos, que colaboró activamente en la identidad de un pueblo, pueblo que a día de hoy no ha encontrado un lugar digno donde los más jóvenes puedan verle como parte de su historia.
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2 Comments
Muy bueno Fernando
hola fernando, yo todavia me acuerdo de donde estaba plantado,y me acuerdo del dia que cayo.recuerdo los niños cogiendo trozos de aquel olmo. la fotografia del tronco es la del olmo que cayo? y donde esta? pues yo recuerdo que llevaron parte de el al polideportivo,pero ya no se mas. saludos