Ruta de la ribera de Sant Nicolau Baja: Del Planell de AiguesTortes a Boí
El viajar y poder disfrutar de espacios naturales es algo que valoramos muchísimo. En este viaje hemos tenido la suerte de disfrutar y valorar tanto el Parque Nacional como el Arte Románico, pocas veces se puede disfrutar de dos estrellas a la vez en un mismo espacio.
Paseando por el parque, y confieso que también por cualquier otro lugar excelente, además de sentirme privilegiada de gozar ese momento, siempre pienso en algunas personas que me encantaría que estuvieran allí conmigo, contemplando la excelencia del lugar, es algo que me viene automático, siempre pienso en la gente que sé que aquello les iba a gustar, es una de mis debilidades especiales, el querer compartir esos lugares aunque sea con el pensamiento, jeje.
Después del Arte Románico de ayer hoy tocaba de nuevo la parte baja que dejamos atrás cuando subimos al Planell de Aigüestortes para seguir subiendo hasta llegar al Estany Redó. Y aquí estamos de nuevo, ahora en el parking de la Palanca de la Molina, donde comienza esta ruta, pero nosotros no vamos a subir desde aquí al Planell, vamos a coger el taxi hasta allí e iremos bajando.
Este recorrido recibe el nombre de Ruta de la Nutria porque es en este Valle de Sant Nicolau uno de los pocos lugares en el Pirineo donde en determinadas épocas del año es lugar de residencia de este simpático animalito, que nosotros no tuvimos la fortuna de encontrar. El Río de Sant Nicolau será nuestro punto de referencia ya que nos acompañará durante todo el trayecto. Indicar que en catalán llúdriga significa nutria.
Es un recorrido que califican de dificultad media, que si lo subes aunque el desnivel no es muy acusado, hay tramos muy pedregosos que castigan bastante tus piernas, nosotros el recorrido lo hicimos bajando, casi ocho kilómetros, teníamos todo el día por delante.
Es importante guiarse por los palos de madera pintados de amarillo en la parte superior. Así que tras encontrarnos varias veces con la pista por la que suben los taxis, ya bajamos al río por la ribera izquierda, donde encontramos un camino, por el que podemos penetrar en estas montañas sin agobios de tráfico y contemplando la belleza de sus bosques.
Llegamos a una planicie a ras del río donde traspasamos una puerta de madera que aunque cerrada puedes acceder y traspasarla. El sendero en algunos lugares te acerca lo suficiente a río, así que descansamos en un remanso y contemplamos sus aguas frescas y cristalinas. Vemos árboles muertos, o quizá vivos, porque ver los restos de un árbol caído en el suelo no significa que en él no haya vida. De hecho algunos animales necesitan vivir, comer o esconderse entre los restos de un tronco, una rama o un trozo de madera muerta para sobrevivir.
Seguimos por el sendero y pronto el río comienza a sonar distinto, nos acercamos a la cascada escalonada de Sant Esperit de unos 30 metros de altura donde se han formado diversas ‘marmitas de gigante’, así llaman a las pozas formadas por la acción de los cantos rodados al dar vueltas por la fuerza del agua. La cascada es preciosa, no tanto por su altura, sino por la espectacular cantidad de agua y su fuerza. Puedes acercarte bastante a ella, pero un poco más adelante, es recomendable, existe un pequeño mirador de madera desde donde podremos hacer las fotografías del salto de agua sin riesgo.
Pronto visualizamos en una gran explanada, el bucólico Estany de Llebreta. Es una preciosidad, llama la atención el verde a su alrededor y las espectaculares vistas de la cordillera pirenaica. El Estany de Llebreta, es uno de los lagos originados tras las glaciaciones por un corrimiento de tierras de la orilla izquierda, a pesar de que ya existiera una pequeña cubeta de origen glacial. Su entorno no puede resultar más idílico. En la zona de umbría podemos ver uno de los mejores bosques mixtos de caducifolios y coníferas de este Parque de Aigüestortes. En la parte de solana rodeada de pastizales y bojedales se encuentra la ermita de Sant Nicolau, así que cogemos el camino en…, no voy a decir ligera, porque es una fuerte subida que nos va a llevar hasta ella, pero vale la pena.
Ahí está, nos detenemos ante ella. Es una ermita construida en el románico, situada a 1.668 m de altitud. Está cerrada aunque parece encontrarse en buen estado. Tiene una sola nave y ábside y es raro que no aparezca entre las monografías de la Cataluña románica. Pertenece al territorio de Boí, incluido en el antiguo término municipal de Barruera. Un letrero nos indica que cada primer domingo de Julio, se organiza una romería hasta allí. También te informa de que las coronas de unos reyes francos están enterradas en los alrededores, pero que quien las toque morirá, por lo que ni nos molestamos en buscarlas.
Seguimos descendiendo por una frondosa y fresca senda, menos mal, porque hace calor, pasamos por varias bordas y llegamos al conocido puente colgante de la Palanca de Pei, descansamos a comer y recuperamos el sendero hasta llegar a la Palanca de la Molina donde tenemos el coche con el que nos desplazamos hasta el Hotel Pey en Boí.
Este sendero ilustra mejor que ningún otro la sucesión de ecosistemas y pisos ecológicos que forman esta maravilla de la Naturaleza. Te sumerge en un bosque denso con una muestra de caducifolias (hayas, abedul y roble, sobre todo) y coníferas entre las que destaca el pino negro, el árbol más característico de Aigüestortes, de los que hemos podido disfrutar contemplando grandes ejemplares en el camino.
Nos vamos a descansar con las mejores sensaciones, con el gran y enorme placer de haber disfrutado de una de las rutas imprescindibles del Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, una verdadera joya en la que no falta de nada.
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