Un viejo edificio que le llamó la atención a Juani cuando íbamos camino a Simat de la Valldigna, por la carretera de Alzira a Tavernes. ¡Parad, parad! He visto algo que creo vale la pena que le dediquemos un momento.
Y tenía razón, sí, era algo mágico, aunque parece fantasmagórico en un principio. Es una pena que este edificio declarado en 2007 Bien de Interés Cultural, se encuentre en estas condiciones, condiciones que por otra parte es lo que nos llamó la atención. Es un lugar con encanto, en un entorno privilegiado.
Nos encontramos en el Valle de Aguas Vivas, un valle con una extensión de ocho km de longitud y dos km de ancho. Su orografía comienza a abrirse desde Alzira, en el Estret, y finaliza pasada la población de la Barraca de Aguas Vivas, en la entrada de la Valldigna, en lo alto del Portichol. Y ahí en una de las laderas encontramos lo que fue un convento de agustinos del siglo XIII.
Aunque los orígenes del monasterio son de ese siglo, el edificio actual comenzó a construirse en los siglos XVI y XVII, dando fe de ello los estilos gótico y barroco, aunque bastantes años más tarde, ya en el siglo XVIII fue cuando concluyeron el ala norte. La verdad es que de todo aquello no creo exista nada, un lugareño nos contaba que estaba todo expoliado, así que no hablaremos de lo que fue su arquitectura, ya que ha ido cambiando por los continuos saqueos y también según cambiaba de propietario.
Tras la desamortización de Mendizábal en 1836 los monjes fueron expulsados del convento, que pasó a manos de los barones de Casanova, que lo convirtieron en vivienda rural. En 1977 lo adquirió Antonio Vidal Bellver, un fotógrafo y empresario de la Ribera Alta remodelando el conjunto para una nueva función: un hotel residencia, iniciando al tiempo la parcelación del amplio entorno para la construcción de residencias familiares. En la actualidad, el edificio está en manos de un empresario del sector de la hostelería de Gandía.
Lo que hubiera dado por poder ver el interior, su claustro, pero… solamente pudimos disfrutar de lo que queda en su exterior y su entorno, sus escalinatas, balaustradas, fachadas, vegetación, pérgolas, paisaje… que no es poco.
El claustro fue el elemento sobre el que se articuló el convento, quedando al sur la Iglesia, al norte la granja, al este el gran edificio rectangular que con sus cinco pisos domina el espacio y al oeste la torre campanario, la iglesia, el portalín de acceso al claustro y las edificaciones de la granja.
Comenzando por el sur, un largo cuerpo vertical, con el único ornamento de un reloj solar nos muestra la torre campanario. El cuerpo de campanas arriba, diferenciado por una escueta moldura en el cuerpo, está formado con ventanas verticales con arco de medio punto. Su cubierta de teja árabe a cuatro aguas está rematada con una veleta.
La fachada de la iglesia es con tejado a dos aguas, como las vertientes de las cubiertas de los contrafuertes. Su puerta está adintelada con un paño de cerámica representando a Nuestra Señora de Aguas Vivas. Seguidamente la fachada del claustro enmarca un portalón de arco rebajado con un escudo nobiliario, y a cada lado dos ventanas rectangulares. En la planta superior un balcón y dos ventanales. Adosado a este edificio hay varias dependencias en muy mal estado que fueron destinadas a la granja con estructuras de distintas épocas.
Quizás lo que más llama la atención y destaca es la fachada noreste, allí una larga escalinata servía para entrar en el edificio. Arriba un pétreo podium hace de contrafuerte y cimenta y refuerza la estructura de la obra con un pozo en el centro. Antes de lo que es el propio edificio a ambos lados del pozo dos terrazas con pérgolas nos muestran los seis ventanales, donde se han simulado con pintura sillares en los dinteles y los machones. Cenefas policromadas a modo de cornisa dan paso a los tres diferentes pisos con ventanas de diferentes tamaños, y por último en la parte superior, la cornisa protege algunas pinturas, entre ellas la de la Virgen de Aguas Vivas que aparece acompañada por la inscripción “año 1767”.
A lo largo de los años, las continuas modificaciones que se han ido introduciendo poco a poco y la existencia de reformar ciertas zonas para mantener estable la estructura del edificio, han desvirtuado en cierta manera todo el conjunto… pero a pesar de todo es un lugar digno de visitar.
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