En la Comunidad Valenciana, situado al noroeste de la provincia de Castellón, en la comarca dels Ports, encontramos un pequeño municipio, Castell de Cabres, con un paisaje montañoso y un clima de inviernos austeros y fresco en verano. Con tan sólo 18 habitantes, es el municipio menos poblado de la Comunidad Valenciana.
Es una de las entradas al Parque Natural de la Tinença de Benifassà, exactamente nos encontramos en una de las poblaciones más elevadas de la Tinença, 1.134 metros sobre el nivel del mar. Castell de Cabres se extiende a los pies de una colina, La Mola del Castell. En la cima de esta colina quedan los restos exiguos de las murallas del castillo. Castillo que, aunque hoy totalmente desaparecido perdura para siempre en el nombre de la población.
Se cree que es de origen musulmán. Castell de Cabres fue conquistado inicialmente por el rey Alfonso II el casto en 1195, pero quedó abandonado hasta su reconquista definitiva por Blai d’Alagó en 1239, repoblándolo de cristianos y aumentando su caserío. En aquella época pertenecía a Tortosa, pasando más tarde a pertenecer a Morella. Posteriormente, una vez fundado el monasterio de Santa María de Benifassà, Castell de Cabres pasó a formar parte de su Tenencia, satisfaciendo dos tercios del diezmo de cosechas y ganados.
Durante el s. XVIII y XIX, Castell de Cabres sufrió los escarnios de las guerras carlistas, especialmente durante la primera guerra, también conocida por la ‘Guerra de Cabrera’, mítico general carlista.
Hay una antigua leyenda que explica el origen del nombre de Castell de Cabres. Eran tiempos de guerra y al pueblo no le quedaban más que mujeres, niños y ancianos, pues los hombres estaban en el campo de batalla. Un día, el vigilante del castillo vio que se acercaban soldados enemigos. Con el fin de defenderse, ataron una antorcha encendida a cada cuerno de las cabras que tenían. De esta manera, los soldados creyeron que se trataba de todo un ejército y huyeron. Con esta estratagema se ganó la batalla y se puso al pueblo el nombre de «Castell» por su castillo montano, y «de Cabres» en homenaje a aquellas cabras que ahuyentaron al enemigo.
Las minas de carbón tuvieron una importancia destacable en la economía de la población. Junto con La Pobla, son las dos únicas poblaciones que conservan su independencia municipal.
La iglesia antigua se encontraba junto al antiguo castillo, hoy los dos han desaparecido y la actual iglesia parroquial del pueblo de Castell de Cabres se sitúa en la falda de la colina, junto a la Plaza Mayor.
Esta iglesia fue bendecida en el año 1763. Cuenta con tres naves con tres tramos a la misma altura, crucero, coro alto y campanario. La nave central se cubre con bóvedas vaídas y las laterales con bóvedas de arista. Esta combinación arquitectónica es una peculiaridad poco corriente en la comarca de Els Ports.
El campanario se sitúa a los pies, en el lado de la epístola, integrado en el templo y está construido de sillería. Es una curiosa torre de planta cuadrada con el cuerpo de campanas flanqueado por pilastras. Este campanario se remata con una cruz en lo alto.
Algo tenía que favorecer a esta pequeña comarca constituida por siete pueblecitos entre los que se encuentra este, Castell de Cabres, aislado, despoblado, de carácter montañoso, mal comunicado…, no , no creáis que esto es malo, hace que este sea un espacio natural de gran valor ambiental, con espectaculares paisajes, que forman parte del Parque natural de la Tinença de Benifassà desde el año 2006, digno de visitar, tranquilamente.
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