Colindante con el Paraje Natural que visitamos recientemente de La Murta se encuentra también el Paraje Natural la Casella. De hecho, normalmente se refieren a esta zona como conjunto: Paraje Natural Municipal de la Murta y la Casella.
En la anterior excursión vimos que ante la posibilidad de tantas rutas, la zona merecía más de una visita. Pensado y hecho: ahí nos tenéis a Juani, Mª Carmen y yo, con mochila y bastón en mano, paseando en esta ocasión por el Paraje Natural la Casella.
Esta excursión no sé cómo definirla ya que estuvo llena de contrastes hasta el extremo de que en ocasiones nos encontramos con situaciones totalmente irreales. Lo que sí sé es que es una de las mejores que hemos realizado. Quizás por eso de que la aventura es la aventura, je, je.
Llegamos con el coche, nos equipamos convenientemente y cómo no, al bar a tomar un café. Y si no, que no lo hubiesen puesto ahí.
A Mª Carmen le molestaban los ruidos de los disparos de escopeta (y a todos) y es que el campo de tiro de Alzira se encuentra justamente al lado del bar. ¿Molesto para quienes no les gustan los tiros…? sí, pero hay que respetar a los que sí. Cafenito rápido y a alejarse ya que ojos que no ven (en este caso oídos que no oyen) corazón que no siente.
Este paraje se encuentra entre las sierras de la Murta, el Cavall y Les Agulles, formando un valle que se caracteriza por sus espectaculares relieves montañosos y donde se alternan varias cimas. Desde ellas se pueden disfrutar de maravillosas vistas panorámicas que incluso combinan en algunos casos la costa con el interior. Precisamente algunas de estas vistas eran la que buscábamos.
Bueno, comenzamos a pasear y disfrutar del paisaje por este espacio tan ideal para practicar el senderismo y enseguida llegamos a la reserva de ciervos, acotada y donde adultos y no tanto podíamos observarlos en semilibertad en un amplio espacio en el que prima la plantación de Chamaerops humilis. Observarlos, lo que se dice observarlos en un día de prácticas de tiro al plato a pocos metros pues no. Quizás otro día.
Seguimos paseando por el sendero que en realizad es una pista forestal sin apenas pendientes, muy agradable. Durante el trayecto, Mª Carmen decía que olía a montaña y Juani a mar… y yo constipado ni a una cosa ni a otra, je, je.
Una vez llegamos a la bifurcación hacia la Fuente de la Sangonera, tras subir una pendiente un poco pronunciada, una de las recompensas: la aparición ante nosotros del Mediterráneo.
Era el momento de retomar fuerzas en una estupenda mesa de madera, que no sabemos quien la llevó hasta allí pero que se lo agradecimos. Comer con la llanura a los pies y el mar de fondo a lo lejos fue estupendo. Mientras tanto, la luz dejaba de ser ‘tan dura’ lo que nos permitía disfrutar más de la fotografía.
De vuelta, llegados a la zona de la Fuente del Pla de Barber, se nos ocurrió volver por la ruta del barranco. Y aquí comenzó la verdadera aventura. De entrada nos perdimos nada más comenzar y menos mal que encontramos un pastor de cabras. Mª Carmen le preguntaba a la vez que se extrañaba de que no le contestase y es que lo de irreal entraba en escena: ¡era rumano y no sabía hablar español!
Pero su buena voluntad y Mª Carmen que es capaz de entenderse con todo el mundo, vemos de repente que el pastor nos hace señas de que le sigamos y emprende la bajada al barranco monte a través. Aquí me “mosquéo” porque habían tres perros pastores: uno se puso delante de Mª Carmen, otro de Juani y le marcaban la ruta entre la maleza, mientras a mí… como si no existiese. Era chocante como las cuidaban… me dejaron en ridículo.
Una vez en la base del barranco, a caminar mientras oscurecía entre piedras y cortos senderos.
La verdad es que fue súper emocionante, una última excursión de barranquísmo contra reloj para que no nos pillase la noche. Cuando todo parecía que íbamos a utilizar los móviles en “modalidad linterna”, una señal nos indica que hemos llegado al punto de partida.
Se lo dije a ellas y lo dejo por escrito. Fue un placer hacer esta excursión ya que ante las adversidades (controladas en todo momento, dejémoslo claro), ni una sola queja y todo en un ambiente muy divertido, donde las bromas como “¿voy bien Fernan? Muy guapa Mª Carmen” estuvieron presentes durante toda la excursión.
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1 Comment
Pensaste lo mismo que yo; Como llevaron la mesa aquella al mirador?
Fue durilla la vuelta pero todo un rato de buen humor.
Me quedo sobre todo con la visión de los perros viéndonos como ovejas descarriadas y la posibilidad de sacrificarme para no interferir en la misión jeje.
Un beso