Otoño es una de mis épocas favoritas para explorar nuevos rincones. Esta vez hemos salido Fernando y yo como tantas veces con Pau y Voro: «Sorpresa, abrigaros» y ahí que nos vamos, tempranito, «sólo almuerzo, esta vez comeremos rico en un lugar que os va a gustar». Solamente cuando estamos allí sabemos dónde nos llevan. En esta ocasión Pau y Voro han elegido ‘La Formación Geológica El Cañón’.

En la provincia de Cuenca limitando con la localidad de Sinarcas que pertenece a la Comunidad Valenciana, entre los términos municipales de Casillas de Ranera y de Talayuelas, encontramos una pequeña joya escondida, que me vais a permitir la broma llamándola ‘El Cañón del Colorao’.

Realmente se trata de una formación geológica con la forma de una gran plaza de toros. En su cartel de entrada al precioso paraje en el que se mimetiza reza ‘Forma Geológica – El Cañón’. Como decimos uno de los elementos a destacar es que estamos a escasos metros de él y no lo vemos.

El origen de ‘El Cañón’

Hemos encontrado documentación (Miguel Alejandro Castillo, geógrafo), que nos sitúa en su origen.

Este cañón ha sido labrado por el paso del tiempo por el Arroyo Regajo, el cual vierte sus aguas pocos kilómetros después al Embalse de Benagéber ya en la Comunitat Valenciana. El proceso de origen y desarrollo del mismo es muy sencillo, por una parte tenemos un río que va vaciando el valle que recorre, por otra una mezcla de factores entre los que estarían la fragilidad de la litología, los potentes desniveles que aumentan la fuerza erosiva del agua, la falta de vegetación que se pueda fijar al suelo y además unas cambiantes condiciones climáticas y/o ambientales de tiempos pasados.

En el último millón de años, sí millón de años, han tenido lugar cuatro glaciaciones, la última finalizó hace apenas 10.000-12.000 años, y es muy probable pensar que estos modelados del terreno han tenido su mayor desarrollo en estas glaciaciones.

Según este geógrafo una pregunta interesante sería saber si estos procesos erosivos y naturales se encuentran en una fase de desaceleración y fijación de suelos o todo lo contrario. No se adentra más en el tema, y nosotros tampoco lo podemos hacer, lo que sí podemos es dejaros estas preciosas fotografías e invitaros a que lo visitéis y como dice Miguel Alejandro penséis si es el bosque el que está devorando el cañón o es al contrario y es el bosque el que sirve de alimento a este cañón geológico.

Explotación resinera

El bosque que acoge este cañón ofrece paisaje, tranquilidad, setas, refugio,… y resina. Sí, es una pequeña explotación resinera que en tu paseo por los pinares supone contemplar cientos de ‘potes’, que son los recipientes donde cae la resina, junto a los troncos de pino rasurados.

Con la llegada de las primeras lluvias de otoño, esta extracción llega a su fin hasta que en marzo se retome. Es en ese mes cuando los resineros pelan el pino eliminando la corteza, para a partir del mes de mayo realizar las primeras hendiduras por donde caerá la resina.

La resina, es una exudación natural, es la materia prima renovable, cuya composición química la hace especialmente favorable para múltiples y variados usos finales, entre los que se encuentran muchos relacionados con las pinturas.

Cada pino puede ofrecer del orden de 3,5 Kg de resina, pero para ello los resineros deben realizar una serie de labores durante casi 8 meses. Después de quitar la corteza, se deben realizar picas cada 15 días sobre árboles que tienen al menos 50 años de edad y que son aprovechados al menos durante otros 25 años, pasando posteriormente a su corte planificado para conseguir una regeneración natural. Por ese motivo vemos pinares ordenados donde encontramos árboles de todas las edades.

El resinero se convierte así en el primer defensor del monte, en el que está su medio de vida preservando al mismo tiempo los valores ecológicos de esas masas.

Mª Carmen Izquierdo