La provincia de Teruel es una auténtica desconocida para muchos, encierra lugares y parajes de indudable interés histórico y monumental que resulta recomendable visitar.
Nosotros teníamos ganas de ver uno de los pueblos más bonitos de esta provincia, uno de los catalogados ‘Pueblo Bonito de España’. Y aquí estamos, en Mirambel, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1982 con el premio Europa Nostra, por ser también uno de los conjuntos urbanos mejor conservados de España. Mirambel fue la primera localidad de España que recibió este reconocimiento, compartido en esta edición con proyectos tan importantes como la restauración del Palacio Bollani de Venecia o la revitalización del centro histórico de la localidad inglesa de Chesterfield. Este premio es el más prestigioso galardón mundial a proyectos destacados en la defensa del patrimonio cultural europeo.
No hay duda en que Mirambel te hace rememorar épocas pasadas en la Sierra del Maestrazgo, paisaje de las guerras carlistas, porque aquí se ubica este municipio, en la montaña de San Cristóbal. Tiene nombre de ciudad onírica que fue descrita por Pío Baroja como
‘luce el cinturón de un hermoso recinto murado que encierra calles antiguas con casas linajudas (como la de Aliaga, del siglo XV, actualmente en venta) e interesante arquitectura tradicional’.
Recopilamos información para saber el pasado de este municipio en el que se tiene constancia de asentamientos prehistóricos e iberos. Mirambel estuvo ocupada en la Edad Media por los caballeros templarios, por lo que se deduce que fue un territorio fronterizo en tiempos de la Reconquista cristiana con el Reino de Valencia. Alfonso II en 1157 le concedió Fuero Libre. El pueblo contó desde 1234, gracias al maestre de la Orden del Temple con la Carta Puebla. También aquí descansó Jaime I de Aragón antes de iniciar la conquista de Morella, primera población conquistada del Reino de Valencia. Después de la disolución del Temple, la villa pasó a manos de la Orden de San Juan del Hospital. En el siglo XIX, Mirambel recuperó su protagonismo estratégico durante las Guerras Carlistas, como punto de encuentro entre liberales y carlistas dentro del territorio controlado por el General Cabrera. Aquí se instaló la Junta Suprema de Aragón, Valencia y Murcia; residieron notables carlistas que llegaron a crear una pequeña corte.
Una de las mayores singularidades de Mirambel que aporta al conjunto un aspecto de pueblo anclado en el Medievo, es el hecho de que toda la población se desarrolla intramuros, rasgo poco habitual en otros asentamientos medievales, donde lo habitual es que se prodiguen los arrabales de distintas épocas. Prácticamente Mirambel está inalterado estéticamente desde entonces.
El casco urbano de Mirambel tiene una superficie de unas 4 ha en las que contiene más de treinta edificios, espacios urbanos y elementos defensivos de destacado interés patrimonial: iglesias, conventos, torreones, palacios, portales de muralla, casas populares, etc. Sin lugar a dudas, Mirambel es bonita por donde camines.
Pasear por las calles de este municipio aragonés es una delicia, en tu paseo podrás admirar buenos ejemplos de arquitectura civil, en las que destacan ilustres portalones dovelados y viejas rejas de hierro forjado. Uno de los sitios más populares es la Puerta de las Monjas con sus celosías, situado en el lado norte y que constituye el único punto por el que puede acceder el tráfico rodado a la localidad. Si entramos por allí podemos acercarnos al punto de información donde se encuentra el Centro de Interpretación del Patrimono Arquitectónico del Maestrazgo y donde te informarán de todos los lugares de interés que no te debes perder: la Iglesia de Santa Margarita reformada en el siglo XVII, el Convento de las Agustinas Ermitañas, la Lonja, el Ayuntamiento renacentista, el lavadero público, la Ermita de San Roque, el Portal de San Roque, la Casa Castellot, la Casa Pastor, el Portal del Estudio, escasos restos del Castillo de los Templarios y el antiguo horno, el pozo y portal de San Valero, el Portal de la Fuente…
Huellas pasadas que te asaltan a cada paso, la cruz que recuerda a los antiguos caballeros cristianos; referencias templarias e inscripciones árabes forman parte también del legado de esta localidad monumental y en perfecto estado de conservación. Tienes que ir a verla.
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