La despedida de soltero de Cuin, como no puede ser de otra manera, es organizada por su hermano y amigos. Un día en el que ‘la humillación aceptable’ y la diversión intentan formar un binomio y hacer de ese día uno de los que recordar con gran cariño.
Lo normal es que a estas fiestas vayan pues eso… sus amigos y hermano, aunque en esta ocasión se colaron unos cuanto viejitos, maduros, mayores… llámense como se quiera… pero ahí estaban también.
Sí, a la despedida de soltero de Cuin también fueron invitados su padre y sus tíos Paco, Vicente y Moshen. Todo sea por sumar al espectáculo.
El plan es de lo más intenso. Ya de buena mañana lo recogen y lo pasean por todo el pueblo disfrazado de GusiLuz. No sólo se le ‘humilla cortésmente’ sino que debe de invitar a unas copichuelas.
De ahí a uno de los platos fuertes del día… ir al Paintball Picassent, almorzar para retomar fuerzas, jugar unas partiditas al paintball, comer, beber… volver a casa a descansar un poquito y seguir con el segundo gran plato: cena y discoteca.
Los mayores del grupo nos quedamos hasta ‘lo de beber’, ya que una cosa es participar de la fiesta y otra muy distinta morir en el intento, je, je.
Para la despedida de soltero de Cuin, los mayores optamos por la estrategia de que nos tuviesen bien identificados para que nos cuidasen un poco. Y qué mejor para hacerlo que disfrazarnos de ‘Los Mercenarios’ (a nuestra manera), un grupo de élite ya retirados que se reúnen para realizar una peligrosa misión. En este caso… nosotros… ir una mañana al paintball con todo este grupo de salvajes y salir con vida.
Sí. Si para Sylvester Stallone en los mercenarios su plan era ‘los buscamos, los encontramos y los matamos’, para nosotros es ‘vamos, jugamos lo mejor posible y si no nos matan nos volvemos a casa’. Para esta misión, nuestros nombres en clave eran John Cuenca, Moshen Laden, Vicent Lee y Paco Eastwood. Está claro ¿no?
La mañana del paintball es toda una pasada. En las partidas me sentía como Dios. Eso de que te matasen ‘siquicientas veces’ y seguir vivo tiene su gracia.
A la hora de la comida, si la paella es de 10… el flan sorpresa que trajo Chumy es de 100 (y si la escala se rompe me da igual).
Una mañana muy agradable y no sólo por participar en la despedida de soltero de Cuin, mi hijo y también junto a mi otro hijo Alberto, sino por toda la compañía de quienes estuvieron allí. ¡Muchas gracias a todos!
Por cierto. Mientras tanto… en otra extraña galaxia… seres vestidos de negro con circulitos rojos, también juegan a… ¡la despedida de soltera de Paula!
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3 Comments
Seres vestidos de negro con circulitos rojos… Aajajajjajajaja
Que buen rollito emana esa despedida. Me encnata..
¡Muy bueno! Muchas gracias a todos 😉
Una imagen vale más que mil palabras…y tenéis unas cuantas…hay que ver lo bien que os lo montasteis, me alegro que lo disfrutárais chicos, enhorabuena y que vivan los novios!