Cada mediados de diciembre digo: Árboles de navidad, manos a la obra. Y nunca mejor dicho porque hace muchos años en el que comprar… lo que se dice comprar un abeto… no lo he hecho.
Es cierto que hay varias plantas asociadas directamente a la Navidad como por ejemplo el Acebo, el Muérdago, la Poinsettia y por supuestos los abetos como árboles de navidad.
Soy consciente que alrededor de este producto decorativo, se alzan voces tanto en pro como en contra todos los años. Unos los prefieren de plástico para evitar la tala de estos abetos, cuando por otra parte, con ello están contaminando ya que el plástico proviene del petroleo y en su fabricación ya se sabe la energía que se precisa y los problemas posteriores derivados de su reciclado.
Otros en cambio están a favor, entre los que me encuentro, ya que estos abetos naturales son cultivados para este fin de forma sostenible, como lo son también y como ejemplo, las frutas y verduras que consumimos a diario.
Pero en este caso nada tiene que ver con lo anteriormente dicho. Simplemente prefiero abordar este tema desde otra postura y punto.
Nota: Mi sobrina no sabe que he puesto esta foto, je, je.
Para ello lo primero que hay que hacer es reclutar a gente (familiares, claro) ya que de eso se trata: de pasar un rato divertido. Luego se recurre a elementos naturales del campo y algunos adornos navideños que año tras año salen del mismo cajón del armario. Con todo ello… se le añade un poco de imaginación y gusto… y ya se tiene un particular árbol de navidad.
Si para muchos, esta festividad deja de tener connotaciones religiosas para ser simplemente festivas, el dedicar unas horas a pasear por el campo con la familia y participar en un ‘intercambio de ingenio’ con ellos, no tiene precio.
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.
ACEPTAR