Recientemente hemos visitado Navarra y en concreto el Valle de Roncal. Hospedados en un bonito pueblo donde los halla como es Isaba, las escapadas a zonas donde la naturaleza impone su sello de belleza han sido diarias.
Entre estos viajes no ha faltado el del Valle de Belagua, uno de los ecosistemas más relevantes del Valle de Roncal, con alturas que oscilan entre los 1.100 metros del denominado Rincón de Belagua y los 2.428 metros de la Mesa de los Tres Reyes, la cumbre más alta de Navarra. Este se encuentra situado al norte del valle, en la muga de Navarra, Francia y Huesca. En su interior se encuentra la Reserva Natural de Larra, que acoge el más singular y representativo de los ecosistemas pirenaicos y constituye uno de los parajes morfológicos kársticos más impresionantes de Europa.
Saliendo de Isaba por una carretera que conduce hasta la Piedra de San Martín, a más de 1.750 metros de altitud, vimos como las nubes permanecían ‘inmóviles’ como si nos esperasen para ‘pasar un rato juntos’ y… ya que iban mis sobrinos Jorge y Alejandro… una vez dentro de la nube… la parada estaba cantada.
Ya dentro de ella, con una visibilidad muy limitada y tras parar e invitar a mis sobrinos a salir del coche se me ocurrió preguntar con cierto sarcasmo:
– ¿A qué huelen las nubes?
E inmediatamente Jorge me contestó:
– ¡Tío… a caca de vaca!
Y no le faltó razón ya que tras escuchar ciertos sonidos de cencerros a escasos metros… una manada de vacas pastaba a sus anchas por la ladera de la montaña.
Bueno. Una vez en este contexto os podéis imaginar… fotos a las vacas… miradas amenazantes de las mismas… y retiradas a tiempo que como bien dice el refrán… valen una victoria.
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