La Necrópolis de São Gens se encuentra a las afueras de Celorico da Beira, exactamente a dos kilómetros al norte y pertenece a la freguesía (pedanía, parroquia) de Santa María. Está situado en un valle definido por la confluencia de la rivera Tamanhos con el río Mondego. Un cartel te indica su ubicación. El comienzo de la carretera nos impresionó un poco, hay algunas personas allí instaladas a la afueras del pueblo de cualquier forma, sus casas las han construido con lo que han podido, un tramo en el que recomiendo pasar sin entretenerse. Pero una vez lo pasas, todo cambia, cruzas el río Mondego y cuando dudas de si allí hay algo, te encuentras con un cartel que te indica el conjunto arqueológico por una pista y algo más adelante otro desvío que te lleva a las ruinas de lo que fue un poblado, un poco más arriba la Necrópolis. Nada que proteja todo esto.

El yacimiento se extiende por una amplia superficie, y está dividida en diversos núcleos de ocupación: Una necrópolis de sepulturas excavadas en la roca, dos núcleos con vestigios romanos y un poblado altomedieval. También hay además un pequeño abrigo natural con una ocupación prehistórica (neolítica o calcolítica). Se han realizado varias campañas de excavaciones arqueológicas entre 2008 y 2013, dirigidas por Catarina Tente, de la que leyendo su trabajo he obtenido casi todos los datos.

La Necrópolis de S. Gens, puede ser datada por las cronologías obtenidas en la excavación del poblado, en el siglo X gracias a las muestras vegetales procedentes de contextos arqueológicos seguros. Este poblado de S. Gens fue destruido por un incendio en la segunda mitad de esa centuria. Es muy probable que haya estado habitado durante tres o cuatro generaciones, intervalo temporal que correspondería también a la utilización de la Necrópolis.

Un dato curioso que leo es que las estructuras y el mobiliario del poblado altomedieval habrían sido fabricados con materiales orgánicos perecederos, parte de los cuales pudieron recuperarse gracias a que ardieron y se preservaron en el registro. Las hogueras constituyen la evidencia arqueológica más clara, junto con los fragmentos cerámicos, cosa que nos explicaron también en La Bastida de les Alcusses en Moixent.

Las primeras noticias que se tienen sobre S. Gens hacen referencia, como no podía ser de otra manera, a esta Necrópolis de sepulturas excavadas en la roca. Su principal característica reside en el elevado número de sepulturas que la forman, 54 documentadas.

Se sabe que el número de sepulturas era mayor, ya que algunas se destruyeron durante el proceso de extracción de piedra para la construcción del lagar de aceite, situado en la confluencia del Tamanhos con el Mondego. Además también algunas corrieron la misma suerte durante el reinado de João III (s. XVI), con la construcción del Ponte Nova sobre el Mondego, situado a pocos metros del citado lagar.

Es una Necrópolis desordenada ya que las sepulturas se encuentran dispersas por la ladera. Dentro del desorden se cuentan como seis agrupaciones, siendo la más numerosa la denominada núcleo 2 que se encuentra marcado por la presencia de un elemento pétreo destacado en forma de seta, visible desde cualquier punto del yacimiento. Es esta piedra enorme de granito, sobre otra la formación más curiosa de esta Necrópolis, y la que mayor interés despierta. Todo parece girar alrededor de ella, aunque estas formaciones graníticas son muy frecuentes en toda la sierra.

Las orientaciones de los sepulcros son tan diversas como las propias tipologías, documentándose orientaciones hacia casi todos los cuadrantes. En las sepulturas dominan el tipo no antropomorfas y hay varios enterramientos infantiles.

Sobre espacios funerarios

Me gusta mucho cómo expone el tema de los espacios funerarios, Martín Viso en su estudio. Nos hace comprender el papel de los espacios funerarios dentro de un paisaje, y sobre todo dentro de la construcción simbólica de ese paisaje como un escenario en el que se mueve la identidad individual y colectiva. Un paisaje que funciona como una fuente de referencia y un contexto dotado de significado social y cultural.

El paisaje se convierte en una arena privilegiada para la construcción de la memoria y de la identidad, una construcción en la que ni es un mero espejo de procesos externos, ya que resulta ser parte activa, ni es un resultado fijo y estable, sino que los mismos paisajes son vividos y conceptualizados de formas diferentes por los individuos, los grupos sociales y las instituciones.

Este concepto de paisaje permite integrar más adecuadamente a las Necrópolis, que son el resultado de una decisión deliberada para designar una porción de tierra como área destinada al enterramiento. De esta forma, las Necrópolis pueden ser vistas como lugares y herramientas de una memoria que forja vínculos entre gentes, redes sociales y la tierra, gracias al recuerdo de los ancestros.

Y es que los cementerios o las áreas funerarias no son la consecuencia “natural” de la muerte sino el resultado de la agencia humana, de decisiones sociales entendidas en sus contextos históricos. Funcionan como lugares de recuerdo, donde el pasado y el presente se conectan. De esta manera, forman parte de una memoria social que, en el caso de los campesinos medievales, tiene un referente esencial en la geografía local.

Como siempre, las fotos no le hacen homenaje a la realidad, que es mucho mejor. Pero os dejamos igualmente con algunas de las imágenes que tomamos.

Galería de imágenes de la Necrópolis de São Gens